mayo 2012

Bitácora de Selene; IV (2º parte) – El viaje; La Gran Pirámide

Cuando la quinta luna del año alcanzó su fase vacía y Ra atravesaba el signo de Castor y Pólux, símbolo dual y mutable, me despedí de los míos.

Vestida acorde a los auspicios, me dirigí, con un pequeño séquito de tan sólo 20 personas encabezado por Adio, hacía la meseta de Giza. Frente a los frondosos palmerales de la ribera occidental del Nilo, la cohorte se situó frente a las gran pirámide, esperando las señales convenidas.

La Gran Pirámide dorada

Bajo la iluminación de las antorchas, se iniciaron libaciones en almizcle y benjuí acompañadas de salmos sagrados. La invocación, preparada desde hacía días, se producía en un círculo sagrado de incienso que creaba una protección para el cortejo.

Los mejores miembros de mi ejército, músicos, cantantes y algunos sacerdotes, seleccionados cuidadosamente en base a la predicción, me acompañaban en el momento previo a mi muerte. La pirámide, que recubierta de caliza blanca y de finas láminas de oro y plata podía verse, incluso de noche, a varias horas de marcha1), se erigía lánguida y muerta.

De acuerdo a las crónicas del antiguo escriba sagrado, Adio, el gran sacerdote, arrojó las ofrendas a los cuatro puntos cardinales. A los varios minutos, se produjo la resonancia profunda de un silbido lejano, muy intenso, y la tierra tembló bajo nuestros pies. Una enorme nube de polvo, que tapó momentáneamente la mitad inferior de la pirámide, nos sorprendió mientras otro sonido, esta vez más cercano y profundo, aulló bajo la tumba.

Lentamente, el polvo se disipó y el mundo pareció cobrar de nuevo su natural equilibrio. Fue entonces cuando Adio procedió a abrir la puerta de piedra giratoria que componía la entrada al monumento milenario.

Bajada a la cámara subterránea

Al adentrarnos en la pirámide, descendimos por un pasaje angosto de aproximadamente 2 por 2 codos reformados2). Frente a la comitiva, el sacerdote prendía pequeñas antorchas laterales del pasillo que avanzaba unas 15 brazas3) hacia el interior de la construcción. Al final del túnel, otro pasadizo más estrecho, de menos de 2 por 2 codos reformados, se enclavaba aún más en las profundidades del sepulcro.

La cámara del Caos
Se acercaba el momento de mi muerte y ello me excitaba. Sentía latir mi sexo cuando el sonido de los obóes dobles, laúdes y arpas entonaron una nota sagrada que se mantuvo suspendida en el aire durante varios segundos. Ante mis ojos, las paredes de la cámara que ante nosotros se extendía y que debía de medir menos de 1 vara de profundidad4), se abrieron para dejar paso a la comitiva.

En la cámara del Caos, Adio me ayudó a introducirme en el pozo cuadrado. Con un diámetro de 1 braza, en su interior se podían observar ahora una escaleras por las que descendí. -«Has de bajar tu sola«- me dijo, antes de perder a mi compañía y penetrar en el agujero.

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NOTAS: 
Medidas de tiempo:
 (*1)  hora de marcha – 10.500 metros
Medidas de longitud:
(*2)  codo reformado – 523,5 mm
(*3 brazas – 1,80 m
(*4)  vara – 18 m

Bitácora de Selene; IV (1º parte) – La Profecía

Los signos aparecieron tal y como lo hacían en la profecía. Dos símbolos de más de dos varas de cuerda1), cada uno inscritos en la arenas, en tan sólo una noche.

El Regreso de la Séptima Serpiente

Esta predicción, que se pierde en los tiempos a través de las palabras de mis más remotos antepasados, es ignorada por el pueblo y por cualquiera que no posea sangre real. La preparación por mi parte había sido concienzuda, desde que tengo uso de razón..

7 días antes de la fecha exacta, Hammal me trajo la noticia. Recuerdo recorrer el centro de las ruedas con entereza, procurando disipar el temor del pueblo pero con cierto estupor. Allí estaban, tal y como anunciaba el vaticinio. Dos enormes discos monumentales con inscripciones sagradas.

Acudí al gran sacerdote, Adio, que como siempre me recibió pacientemente en su oráculo.

El primer disco es el llamado ‘El Regreso de la Séptima Serpiente‘»- dijo- » En él, podemos leer varias palabras escritas en el antiguo lenguaje sagrado. ‘Sacerdote’, ‘eclipse’ y ‘renacer’ aparecen, entre muchas otras, con la vida y la divinidad en su centro.»- expuso.

Tzolkin, el calendario sagrado

El segundo círculo es el Tzolkin, calendario sagrado. En él hay mucha información.»- dijo con un brillo en los ojos- «Marca la fecha y la hora exactas nombradas por la profecía. En el centro, está dibujado el día 0, día en que las Pléyades, el Sol y la Tierra se alinearán. En esta parte de la figura se ve claramente el eclipse anular de Sol, en el que la luna ocultará parcialmente a Rá. 16 días después del suceso, Venus transitará por él.»- hizo una pausa.

Corrí a la gran biblioteca alejandrina a buscar los papiros sagrados que habría de repasar cuidadosamente durante los dos días siguientes, antes de comenzar el ayuno y abstinencia que durante 5 días me prepararían para el Tsab.

Mis ascendientes esperaban el suceso desde hacía 5.100 años. Yo debía saber qué hacer aunque estoy segura de que la excitación que yo sentía era mayor que la de ningún otro egipcio.

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NOTAS: 
Medidas de longitud:
(*1)  Vara de cuerda – 52,5 metros

Bitácora de Selene; III – Mesoré. Perder por no querer perder

Y hay más gente que se pierde de mi vida. Unos porque yo los aparto, otros porque se apartan ellos, con todo mi dolor.

Mesoré es uno de los gobernantes de mi reino al que más aprecio he tenido. Él no lo creerá pero así es.

Un hombre como pocos que he conocido, una autentica delicia en cuanto a todo. Lo que más disfrutaba con él eran nuestras conversaciones de madrugada, siempre intensas y eternas. Meses y meses pasamos regalándonos horas…

30 siglos del papiro de Turín.
Hay cosas que nunca se pierden

Pocas personas me entendían como él. No puedo evitar que mis ojos se empañen al recordarle, ahora que le he perdido.

El conocía mis escritos, mis anhelos, mis pasiones. Y yo soñaba con que realmente me comprendía a mí. Ahora dudo de si era así, ya que ha tenido por conveniente apartarse de mi camino. Como si nunca hubiese existido el lazo que nos unía, una alianza que me hacía sentir segura y que yo siempre le agradecía de todas las maneras que sabía.

Sus golpes eran casi sagrados. Nadie sabía o supo jamas hacerlo como él. Y tenía un tacto mágico en su piel. Sabía como a esta reina le gustaba que la tratasen y me hacía estremecer de placer sólo con sus letras. Si no hubiese sido así, no hubiésemos pasado tantas horas dejándonos llevar… Podía haber encontrado un esclavo que me torturase en menos de un segundo, pero yo le quería a él

Sé que leerás esto, lo sé. Y que no creerás nada de lo que escriba. Me pediste que escribiese cuando me ataste a aquél árbol, durante toda una noche. Ahora no creo que quieras que lo haga, ni yo tengo fuerzas para hacerlo aunque será un recuerdo que no se borre jamás de mi memoria. Lo guardaré como uno de los más preciados tesoros de mi vida, aunque no lo creas.

Íntimo gobernante de mi reino, me di cuenta de que era peligroso mezclar esta función con nuestras aventuras. Una noche me armé de valor y te lo dije, pero nunca lo entendiste. No entendiste que era peligroso para mi, para mi corazón y para mi territorio. Porque te necesitaba y no quería perderte, mi querido amigo. Ése fue el principio (o el final) de nuestro alejamiento. Te perdí por no querer perderte.

Y lloré mares explicándote que no podíamos seguir así, pero me dijiste que todo era mentira aunque me prometiste que no te perdería. Tú que me protegiste, que me creíste cuando nadie lo hizo, ahora me dejas así. Y todo, ¿por qué? Porque no quise seguir dejando que me atases, que me golpeases, aunque yo adoraba que lo hicieses, porque aquello no me dolía físicamente, no me dolía mentalmente, pero sabes que no me hacía bien. Me sentía bien, muy bien así, pero hay cosas que no debo mezclar, no debo, porque me hacen daño. Y aunque tu te empeñes en querer pensar que ese no es el motivo, así es. No tengo ninguna necesidad de mentir en esto en mis escritos, en mi mundo, en mi terreno, en mi ensueño.

Graffiti erótico de Wadi Hamamat

No entendiste que, para mí, tu eras más importante que todo eso y que por ello actuaba así, porque no quería perderte. Ahora me duele pensar que, tal y como han terminado las cosas, parezca que a tí te interesaban más nuestros juegos. Pero no lo creeré, aun así. No lo creeré. Porque me niego, porque todo lo que compartimos tenía una base mucho más profunda, una base espiritual que, aunque tu cortes, estaba y estará ahí. Y lo sabes.

Perdona si no supe darme cuenta desde un principio de que aquello me hacía daño. Me dejé llevar sin pensar, solo disfrutando contigo cada momento, cada presente, sin pensar en lo que vendría. Perdona si no supe explicarte que aquello no sería eterno. Perdona si me equivoqué, de cualquier manera. Pero sé que nunca quise hacerte daño y que nunca te mentí.

Ahora, con el añil colándose por la ventana me acuerdo de ti.Te has alejado, en todos los aspectos, y el amanecer está vacío.

Bitácora de Selene; II (4º parte) – Khaleb es historia

Y hace mucho tiempo ya que lo es. Si no me he dedicado a escribirlo aún es porque había de quedar en el pasado, lo que ha provocado que el blog quedase congelado unos meses (demasiados) aunque, si me habéis seguido en Twitter, habréis visto que nunca me llegué a ir del todo. Y si precisamente me decido a nombrarlo en este momento es porque he de avanzar en mis memorias y contar cosas mucho más importantes.

Si, es pasto de cocodrilos desde hace mucho tiempo. Prometo contar su historia cuando mi mente no esté dispersa en otros testimonios que ahora mismo son más notables. Sólo diré, de momento, que ese hombre no meritó lo que le di.

Dondequiera que se encuentre su alma, sé que los dioses le pagarán con la moneda con que puso precio a los demás.