Nunca se escribe por placer. Cuando de verdad se escribe, es con dolor desgarrado. Cuestión por la que me cuesta comprender por qué, a excepción de lo poco publicado en este blog, prácticamente no he escrito nada en estos últimos 20 años…
A veces escribir no desahoga, quema. Por eso, casi es mejor que, durante un tiempo, todo ese vómito de fuego se quede en las entrañas, protegiendo al resto del mundo…